LA OTRA PANDEMIA
Perito Accidentóloga M. Gisela Insaurralde
Mientras el mundo habla hoy un lenguaje universal referido al COVID-19, miramos las estadísticas y rogamos que el número de contagios y fallecimientos en nuestros países descienda, porque sin dudas, las turbulencias en la economía y todo lo que el aislamiento trae consigo, ya comienzan a pesar sobre nuestros hombros; me tomé el tiempo para reflexionar sobre el hecho de que ésta, no es la única pandemia, a la que estamos expuestos.
Convivimos con otra enfermedad social, que merece de cada uno de los conciudadanos la misma mirada especial que hoy le dirigimos a este enemigo invisible y dañino, y agregaría que requiere del mismo especial “tratamiento”, y es la epidemia urbana a la nos encaprichamos en llamar “accidentes de tránsito”.
Voy a centrarme en el entorno en el que desarrollo gran parte de mi vida: ciudad de Resistencia, Chaco; una localidad de aproximadamente 420.000 personas (según el último censo del Indec), pero colegas, amigos, permítanse hacer el mismo análisis en el lugar en el que coexisten, y sacar sus propias conclusiones, de cómo esta otra pandemia, trunca, afecta, modifica, marchita y quita vidas.
Según la organización Luchemos por la Vida, en 2018, en Argentina fallecieron 7.274 personas en hechos de tránsito, lo que implica un promedio de 20 vidas por día. En el Chaco, ese mismo año, se registraron 248 fallecidos; de los cuales 194 perecieron en la ciudad de Resistencia; sí, una persona cada 45 horas, pereció en la ciudad por causa de un hecho vial.
En el 2019, el parque automotor siguió creciendo, y en el NEA, el mayor número de vehículos registrados son las motocicletas, y lamentablemente se han tornado las protagonistas por excelencia, siendo partícipes de 9 de cada 10 hechos viales (Según informe de la ANSV, Octubre 2019).
El año pasado en Argentina, fallecieron 6627 personas en hechos viales, de las cuales 230 vivían en el Chaco (según la organización Luchemos por la Vida), es decir que en la provincia, se registró un fallecido cada 38 horas.
Solo en Resistencia, ocurrieron 6700 hechos de tránsito, con un resultado de 7600 personas con lesiones o fallecidas. Estamos hablando de que un promedio de 20,8 personas por día, tuvo que ser asistida por el servicio de emergencia, en la ciudad de Resistencia. Esto mantiene la estadística diaria, de entre 18 y 22 hechos de tránsito en la ciudad con heridos o fallecidos (no se contabilizaron los hechos con daños materiales, dado que el registro lo hace el Director de la UCEM).
El hospital Perrando, tiene una disponibilidad de 20 camas diarias, exclusivas para los lesionados en hechos de tránsito, pero claro que la realidad los supera, porque si ingresan 20,8 personas en promedio por día, se darán cuenta que no pueden quedarse más de una jornada… el sistema de salud está al borde del colapso (por no declararlo colapsado a nivel local) por esta pandemia también.
Las estadísticas nos sacan una radiografía como sociedad, cuyo resultado nos muestra cómo nos manejamos por la vía pública. La realidad de esta pandemia es grave y tan grave como el COVID-19, pero claro, al salir a la calle, no sentimos que nos apunte a todos, como este virus invisible. Nos creemos inmunes a los hechos de tránsito y así lo demostramos, cuando salimos a la vía pública en una moto sin luces, cruzamos semáforos en rojo, circulamos sin casco, pero con un barbijo N95.
El Dr. Ivancovic mencionaba en una entrevista periodística, a lo que él llamaba los “5 jinetes del apocalipsis”, como causales de los hechos de tránsito, enumerando: velocidad, falta de casco, no utilización del cinturón de seguridad, uso del celular y alcohol.
Desde mi perspectiva como perito accidentóloga, puedo decir respecto de la velocidad, que los límites establecidos legalmente no son caprichosos, están directamente ligados a factores como el estado del sistema de frenos, la distancia de visibilidad, tiempos de percepción reacción y a las características de la vía de circulación. Por lo que, por ejemplo, en la zona urbana, mantener las ochavas libres (conforme al código de edificación de la ciudad) de carteles, vegetación, y de todo obstáculo a la visibilidad, como lo son los vehículos detenidos en proximidad a las rampas de discapacitados, es un factor indispensable de controlar, para garantizar que un conductor que circule dentro de los límites legales: a 40 km/hr por una calle, disminuye a 30 km/hr al aproximarse a la encrucijada, tenga la oportunidad de percibir con la necesaria antelación, si por la otra vía se aproxima un vehículo, permitiéndole entonces evaluar la situación y reacciona en pos de lo detectado. La evitabilidad del hecho, depende no solo de respetar las velocidades, sino también del estado de la vía y del vehículo.
En Resistencia, además de que en general, no se respetan los límites de velocidad, tenemos una ciudad plagada de cartelería, en las ochavas y canteros centrales de avenidas, los cuales generan un obstáculo a la visibilidad y por ende un factor causal de accidentes de tránsito, aún, circulando a velocidades reglamentarias.
En lo que respecta al casco y al uso del cinturón de seguridad, muchas veces lo he mencionado, reducen la posibilidad de que experimentes lesiones de gravedad o muerte, pero NO EVITAN UN ACCIDENTE, por ende su falta de uso es causal de lesiones, pero no constituye una causal de accidente.
El uso del celular, ha merecido un tratamiento especial en mi libro sobre Gestión Integral de la Seguridad Vial, donde detalladamente hago mención a cómo funciona la atención de las personas, y de qué forma, el uso del teléfono móvil, aún con el manos libres, activa lo que se llama atención dividida, y la persona automáticamente baja los umbrales hacia la tarea que menor recurso mental le insume (y esa es la conducción, dado que es una actividad cuyo mecanismo de funcionamiento lo tenemos incorporado), para prestarle mayor parte de sus recursos a la conversación. De aquí, que un conductor que circula manteniendo una conversación telefónica, reitero, aún con el manos libres, puede estar mirándote a los ojos, sin reconocerte como una situación de riesgo ante la que tiene que reaccionar desacelerando para brindarte la posibilidad de que termines de cruzar la calle, frenando para cederte el paso, entre otras maniobras simples que hacen a la conducción.
Por último, el alcohol. No quisiera extenderme en esto, porque es bien conocido que si vas a conducir, no debes ingerir bebidas alcohólicas.
Así como en este tiempo estamos respetando los protocolos sanitarios, respetar las leyes de tránsito, nos permitirá cuidarnos y cuidar a los otros, así como lo estamos haciendo con el COVID-19.
La curva de las estadísticas viales, no cambiará, si no cambia el ambiente. Deben cambiar nuestros hábitos, la cultura vial con la que hemos crecido, debemos ser agentes de cambio, haciendo en este tema también: nuestra parte.
He notado, que muchos no respetan las leyes por desconocerlas. Si ahora mismo te haría un múltiple choice de la ley de tránsito, te agarrarías la cabeza de la cantidad de veces que no podrías contestar cosas que son sencillas. Debes sobrepasar por la izquierda, en todos los casos e independientemente del vehículo en el que circules; quien circula por la derecha tiene prioridad; si vas a ingresar en una rotonda, debes frenar, para ceder el paso al que circula por ella. En horarios pico, cuando las rotondas están colapsadas, aplicar el efecto cremallera (uno y uno), es la solución cordial que nos permite movilizarnos a todos en forma segura y fluida… podría seguir…. Pero simplemente te invito a reflexionar, a que tomes conciencia de que también está en vos poder hacer tu parte en la pandemia vial, que en el Chaco, nos deja más muertos por día que el COVID -19, montones de personas discapacitadas, familias sin padres, padres sin hijos, y un mar de tristeza en el que no entras, hasta que te pasa, y ahí recién te das cuenta de que no eras inmune.
Podríamos hablar del fracaso en políticas de educación vial e infraestructura sistemática, pero es hora que dejemos de apuntar al estado, como el culpable de todo y quien tiene que solucionarnos el problema, cuando está a nuestro alcance, hacer nuestra parte.
Si se viaja en motocicleta, al experimentar la colisión contra el lateral de un vehículo, o si la persona pierde el equilibrio y se cae, la energía cinética que la mantenía en movimiento, “no se pierde….sino que se transforma”, en lesiones capaces de producir una incapacidad permanente o incluso la muerte. Usar el casco, aumenta la posibilidades de sobrevivir, pero es el conductor en la mayoría de los casos, quien con las acciones que adopte durante la circulación, podrá evitar ser protagonista de un hecho. La motocicleta debe tener espejos…. si no los tienes, al rotar la cabeza para intentar ver hacia atrás, aumenta las posibilidades de que modifique la dirección de avance (zig zag) y que sea atropellado por un vehículo que estuviera circulando a la par o por sobrepasarla. Tener luces! Pareciera mentira, tener que mencionar elementos de seguridad tan básicos y sin embargo, ausentes en muchos de los motovehículos. Así como uno se preocupa por colocarse el barbijo y los guantes descartables hoy en día, la misma precaución requiere la revisión del estado de la moto y el uso del casco.
Si la persona se moviliza en vehículo, disminuir la velocidad en las encrucijadas, ceder el paso al que transita por la derecha, ceder el paso al peatón, no te la hará llegar más tarde, garantizará que llegue a destino.
Si circula en bicicleta, en moto, es necesario tener presente que los vehículos de gran porte amplian el radio de giro hacia el lateral opuesto al que desean doblar, si ponen la luz de giro, no debemos invadir su radio de acción, no pretendamos “ganarle”, porque nos ubicaremos en una posición donde el conductor no podrá vernos y el resultado no será el que esperábamos.
A vos que estás leyendo, a vos que te tomaste el tiempo de llegar a este punto, te propongo, que en esta cuarentena uses el tiempo para leer la ley de tránsito, no solo te ayudará a conducirte acorde a las reglas de convivencia vial normadas, sino que además, te permitirá defenderte con argumentos fundados, cuando te pidan la documentación del vehículo, o atravieses alguna situación asociada a la circulación.
Si hacemos nuestra parte, también podremos contra la pandemia vial.
Perito Accidentóloga M. Gisela Insaurralde – 29 de marzo de 2020
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